Juan Pablo Fernandez junto al recién nacido Juan Pablo García.
“El principio de prevención y
precaución funciona cuando los que deben asumir las medidas precautorias lo
hacen...”
Mientras
el Pilcomayo dejaba zozobra a su paso por Bolivia, Argentina y Paraguay, una
familia indígena Boliviana vivía la incertidumbre de lo que el río le iría a
quitar al mismo tiempo lo que una alerta oportuna le iría a dar… Una vida.
Y
es que en la madrugada del sábado 3 de febrero nacía, en pleno trabajo de
evacuación de prevención de la comunidad de D´Örbigny, un niño, un varón. Su madre aún no decide que nombre darle
mientras Juan Pablo Fernández del Municipio de Yacuiba que se encontraba dentro
de la comisión que brindaba ayuda lo sostiene en brazos él representaría la pausa y la esperanza de
vida frente a la furia de la naturaleza que estaba por azotar.
Hace
poco más de una semana el Sistema de Alerta Pilcomayo Gran Chaco PROADAPTprevenía
sobre una de las primeras crecidas del Pilcomayo posibilitando evacuaciones de
prevención, trabajos defensivos y construcción de barreras para proteger a las
comunidades rivereñas, sin embrago, las lluvias registradas en la cuenca alta
del Pilcomayo pocos días después han provocado una de las crecidas más
sostenidas e históricas del Pilcomayo.
“Ya
anunciábamos algunos meses atrás la llegada de la Niña, ya anunciábamos que el
río está colapsando, el lecho elevado, que ya no soporta los caudales regulares
de crecientes... ya anunciábamos muchas de estas cosas a las autoridades.
Las lluvias excepcionales son inesperadas, pero se sabía que venían más lluvias
de lo normal, porque así se comporta la faz de la niña en estas regiones”,
señala Luis María de la Cruz de Sistema de Alerta Pilcomayo Gran Chaco
PROADAPT.
La última crecida del Pilcomayo en
esa magnitud, se registró entre el verano del 1983 y 1984 que provocó cambios
sustanciales en la geografía de la región y provincia Formosa de la Argentina.
Frente
a ese evento histórico que la naturaleza desafiaba a todas los hombres, mujeres
y niños del Gran Chaco Americano, la prioridad era la vida teniendo conciencia de
que muchos de los lugares o parajes donde habitan las personas pueden perderse
y con ellos su vida. Este el valor máximo que permitirá a los pobladores de la
región a reconstruirse nuevamente; el Pilcomayo es así y ellos conviven con él.
Pese
a esta realidad innegable, miles de familias pudieron buscar resguardo y se
prepararon para esperar esta crecida.
María Elena Galeano de Pelícano junto a otras treinta familias
trasladaron su ganado a lugares más elevados, Eloy Maras de Bolivia, apicultor, pudo
sacar todas sus colmenas de la comunidad de Cutaiqui, al igual que otros apicultores
de Argentina.
“Nuestro ganado lo sacamos todo a tiempo
cuando Luis María del Sistema de Monitoreo del Pilcomayo dio la alerta. Lo
sacamos a lugares altos y nuestros vecinos también, porque hace cuatro años
atrás perdimos muchos animales, la casa completa y todo. Más de 50 cabezas de
ganado y por eso nos reunimos y sacamos todo lo que se puede perder en el
Pilcomayo” relataba Maria Elena este viernes 3 de febrero desde Pelícano
Sur Paraguay.
Mientras
eso sucedía en el Paraguay, en Bolivia las acciones estaban al filo, algunas
tardías en el sentido que el trabajo para evacuar iría a ser más complicado y
costoso. Sin embargo, los pobladores que
tiene acceso a internet o telefonía tuvieron la oportunidad de salvar algo de
sus pertenencias y buscar ellos alternativas de resguardar sus bienes.
“Todos
muy preocupados por la crecida del río. Gracias a Dios pude sacar todo un
apiario. Estuve hasta las 3 de la mañana. Lo bueno es que cuando terminé de
sacar… bañó el río”, terminaba su mensaje con un emoticón de tristeza, Eloy Maras apicultor de Cutaiqui en Bolivia.
Un
cuadro impactante es ver a toda una comunidad wichi de la argentina concentrada
con todas sus cosas en un campamento transitorio a unos kilómetros de su
población. A su comunidad no les había llegado el agua aún, pero ellos ya habían
comenzado su desalojo al recibir información de cómo el Pilcomayo venía bajando. Se trata de historias, puntuales y pequeñas,
a las que se suman otras cientos similares.
En
Argentina a mitad de semana (2.02.18) 10 mil familias son evacuadas de Santa
Victoria, en Paraguay las autoridades trabajan en una tarea similar en
comunidades de Pozo Hondo y todas las riveras, mientras que en Bolivia, se coordinaba
para habilitar un hércules para evacuar a familias alejadas.
“El principio de prevención y
precaución funciona cuando los que deben asumir las medidas precautorias lo
hacen...” es lo que señala Luis María de la Cruz, sin embargo
en un territorio como el de la cuenca del Pilcomayo, con más de un millón de
hectáreas, llegar a cada hogar y comunidad para un proceso de evacuación se
hace una tarea titánica pero no imposible.
Es importante resaltar que a los
esfuerzo de los gobierno nacionales y locales de los tres países para evacuar a
su gente o acudir con vituallas, se su suma el esfuerzo de una gran parte de
habitantes que buscó sus propios medios para resguardarse y salvar primero su
vida, la de su familia y lo poco o mucho que ha ido construyendo, a través de decisiones
basadas en información. Sabían que el
Pilcomayo estaba llegando.
Son casi 200 personas, todos referentes
de Argentina, Bolivia y Paraguay, que
son parte del Sistema de Alerta Pilcomayo Gran Chaco PROADAPT, que a cada
minuto por medio de un móvil alertan sobre los que está pasando y sucediendo en
su comunidad, con imágenes, textos y audios.
Forman parte del SAP autoridades como gobernadores, intendentes
o alcaldes, sociedad civil, representantes de organizaciones e instituciones
como expertos quienes con mapas satelitales estudian el comportamiento del
Pilcomayo.
Estudios, investigaciones y trabajos
con las comunidades rivereñas del Pilcomayo que comenzaron en el año 2000 con
Luis María de la Cruz de FUNGIR, fue creciendo con el esfuerzo de técnicos y
organizaciones miembros de REDES Chaco y fortalecidopor el Proyecto Gran Chaco
PROADAPT a través de la generación de los mapas de riesgos de toda la cuenca,
ampliando las herramientas comunicacionales para que la población que vive en
el Gran Chaco Americano tenga mayores probabilidades de proteger sus familias y
sus producciones ante los efectos del clima.
Hoy, pese a los daños de magnitud que
el Pilcomayo está provocando a miles de familias en Argentina Paraguay y
Bolivia, bendecimos el nacimiento de Juan Pablo García en la comunidad de D´Örbigny, símbolo
de la importancia de una alerta oportuna.
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