lunes, 5 de febrero de 2018

CADA ALERTA UNA VIDA


Juan Pablo Fernandez junto al recién nacido Juan Pablo García.
“El principio de prevención y precaución funciona cuando los que deben asumir las medidas precautorias lo hacen...”
Mientras el Pilcomayo dejaba zozobra a su paso por Bolivia, Argentina y Paraguay, una familia indígena Boliviana vivía la incertidumbre de lo que el río le iría a quitar al mismo tiempo lo que una alerta oportuna le iría a dar… Una vida.
Y es que en la madrugada del sábado 3 de febrero nacía, en pleno trabajo de evacuación de prevención de la comunidad de D´Örbigny, un niño, un varón.  Su madre aún no decide que nombre darle mientras Juan Pablo Fernández del Municipio de Yacuiba que se encontraba dentro de la comisión que brindaba ayuda lo sostiene en brazos  él representaría la pausa y la esperanza de vida frente a la furia de la naturaleza que estaba por azotar.
Hace poco más de una semana el Sistema de Alerta Pilcomayo Gran Chaco PROADAPTprevenía sobre una de las primeras crecidas del Pilcomayo posibilitando evacuaciones de prevención, trabajos defensivos y construcción de barreras para proteger a las comunidades rivereñas, sin embrago, las lluvias registradas en la cuenca alta del Pilcomayo pocos días después han provocado una de las crecidas más sostenidas e históricas del Pilcomayo.
Ya anunciábamos algunos meses atrás la llegada de la Niña, ya anunciábamos que el río está colapsando, el lecho elevado, que ya no soporta los caudales regulares de crecientes... ya anunciábamos muchas de estas cosas a las autoridades.  Las lluvias excepcionales son inesperadas, pero se sabía que venían más lluvias de lo normal, porque así se comporta la faz de la niña en estas regiones”, señala Luis María de la Cruz de Sistema de Alerta Pilcomayo Gran Chaco PROADAPT.

La última crecida del Pilcomayo en esa magnitud, se registró entre el verano del 1983 y 1984 que provocó cambios sustanciales en la geografía de la región y provincia Formosa de la Argentina.

Frente a ese evento histórico que la naturaleza desafiaba a todas los hombres, mujeres y niños del Gran Chaco Americano, la prioridad era la vida teniendo conciencia de que muchos de los lugares o parajes donde habitan las personas pueden perderse y con ellos su vida. Este el valor máximo que permitirá a los pobladores de la región a reconstruirse nuevamente; el Pilcomayo es así y ellos conviven con él.
Pese a esta realidad innegable, miles de familias pudieron buscar resguardo y se prepararon para esperar esta crecida.  María Elena Galeano de Pelícano junto a otras treinta familias trasladaron su ganado a lugares más elevados, Eloy Maras de Bolivia, apicultor, pudo sacar todas sus colmenas de la comunidad de Cutaiqui, al igual que otros apicultores de Argentina.
Nuestro ganado lo sacamos todo a tiempo cuando Luis María del Sistema de Monitoreo del Pilcomayo dio la alerta. Lo sacamos a lugares altos y nuestros vecinos también, porque hace cuatro años atrás perdimos muchos animales, la casa completa y todo. Más de 50 cabezas de ganado y por eso nos reunimos y sacamos todo lo que se puede perder en el Pilcomayo” relataba Maria Elena este viernes 3 de febrero desde Pelícano Sur Paraguay.
Mientras eso sucedía en el Paraguay, en Bolivia las acciones estaban al filo, algunas tardías en el sentido que el trabajo para evacuar iría a ser más complicado y costoso.  Sin embargo, los pobladores que tiene acceso a internet o telefonía tuvieron la oportunidad de salvar algo de sus pertenencias y buscar ellos alternativas de resguardar sus bienes.
“Todos muy preocupados por la crecida del río. Gracias a Dios pude sacar todo un apiario. Estuve hasta las 3 de la mañana. Lo bueno es que cuando terminé de sacar… bañó el río”, terminaba su mensaje con un emoticón de tristeza, Eloy Maras apicultor de Cutaiqui en Bolivia.
Un cuadro impactante es ver a toda una comunidad wichi de la argentina concentrada con todas sus cosas en un campamento transitorio a unos kilómetros de su población. A su comunidad no les había llegado el agua aún, pero ellos ya habían comenzado su desalojo al recibir información de cómo el Pilcomayo venía bajando.  Se trata de historias, puntuales y pequeñas, a las que se suman otras cientos similares.
En Argentina a mitad de semana (2.02.18) 10 mil familias son evacuadas de Santa Victoria, en Paraguay las autoridades trabajan en una tarea similar en comunidades de Pozo Hondo y todas las riveras, mientras que en Bolivia, se coordinaba para habilitar un hércules para evacuar a familias alejadas.
“El principio de prevención y precaución funciona cuando los que deben asumir las medidas precautorias lo hacen...” es lo que señala Luis María de la Cruz, sin embargo en un territorio como el de la cuenca del Pilcomayo, con más de un millón de hectáreas, llegar a cada hogar y comunidad para un proceso de evacuación se hace una tarea titánica pero no imposible.

Es importante resaltar que a los esfuerzo de los gobierno nacionales y locales de los tres países para evacuar a su gente o acudir con vituallas, se su suma el esfuerzo de una gran parte de habitantes que buscó sus propios medios para resguardarse y salvar primero su vida, la de su familia y lo poco o mucho que ha ido construyendo, a través de decisiones basadas en información.  Sabían que el Pilcomayo estaba llegando.

Son casi 200 personas, todos referentes de  Argentina, Bolivia y Paraguay, que son parte del Sistema de Alerta Pilcomayo Gran Chaco PROADAPT, que a cada minuto por medio de un móvil alertan sobre los que está pasando y sucediendo en su comunidad, con imágenes, textos y audios.  Forman parte del SAP autoridades como gobernadores, intendentes o alcaldes, sociedad civil, representantes de organizaciones e instituciones como expertos quienes con mapas satelitales estudian el comportamiento del Pilcomayo.

Estudios, investigaciones y trabajos con las comunidades rivereñas del Pilcomayo que comenzaron en el año 2000 con Luis María de la Cruz de FUNGIR, fue creciendo con el esfuerzo de técnicos y organizaciones miembros de REDES Chaco y fortalecidopor el Proyecto Gran Chaco PROADAPT a través de la generación de los mapas de riesgos de toda la cuenca, ampliando las herramientas comunicacionales para que la población que vive en el Gran Chaco Americano tenga mayores probabilidades de proteger sus familias y sus producciones ante los efectos del clima.

Hoy, pese a los daños de magnitud que el Pilcomayo está provocando a miles de familias en Argentina Paraguay y Bolivia, bendecimos el nacimiento de Juan Pablo García en la comunidad de D´Örbigny, símbolo de la importancia de una alerta oportuna.

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